martes, 9 de octubre de 2012


El Indomable César 'Loco´ Ureta

09 de octubre de 2012
Fuente El Comercio


Se maquillaba solo y tenía en su ropero disfraces de personajes a quienes les daba un aire de candorosa locura en sus parodias. César Ureta de las Casas, mejor dicho, César “El Loco” Ureta (1945-1982) era un auténtico histrión, un malabarista del gesto, un maratonista de la voz. Huellas Digitales recuerda su trayectoria a 30 años de su muerte.
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Imitaba con regusto expresionista a personajes marginales, seres monstruosos, figuras de terror como el ‘Hombre lobo’ o la ‘Momia’, pero también a divas de la nueva ola italiana.
Ureta provenía de una familia de artistas, primos suyos fueron las hermanas Gloria María y Liz Ureta Travesí, Regina Alcover y Fernando Larrañaga. Pero no solo actuaba, también era un aficionado al dibujo, las caricaturas, las tiras cómicas y la fotografía.

Con los años debió acostumbrarse a que en la calle desconocidos le gritaran ‘¡loco!’ y algunos amigos ‘Locureta’. Una sonrisa lo libraba del cargamontón público. No tuvo hijos, pero estuvo casado con Palmira Da Silva, una mujer de Iquitos, quien lo acompañó hasta sus últimos días.
La década prodigiosa
El querido ‘Loco’ inició su carrera a mediados de los años 60, presentándose en los cines barrio de Breña, donde vivía. Trabajó luego en radio La Crónica, en el programa ‘Loquibambia’ donde conoció a Tulio Loza, Piero Solari, Alex Valle, Felipe Sanguinetti y Guillermo Rossini.
El mundo de la actuación cómica era su vida, y la televisión le abriría sus puertas. En ella se empeñó en parodiar a las cantantes famosas de esos años, nada menos que a las ganadoras del festival de San Remo, Rita Pavone y Gigliola Cinquetti.
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A fines de 1969 participó en el programa ‘Teleloquilandia” del Canal 4, donde destacó su recordado aullido, “¡Aúa, aúa, tutú, tutú, buenas noches los pastores, brrrrr!”; pijama a rayas, ojos desorbitados y bacinica en la cabeza eran suficientes para desternillar de risa a la audiencia de esos años.
Los años 70
Para muchos críticos, la década de 1970 trajo una televisión local de humor enmarcada en una ‘estética de la fealdad’. Los cómicos jugaban con su físico y con disfraces recargados o llamativos. Ureta experimentó conscientemente hasta los límites de ese recurso histriónico.
La historia dice que el cómico se preparó en las aulas de Histrión, y que si bien había pasado por el programa El tornillo (1968-1976), y otros más como ‘La tuerca’ y ‘La matraca’, fue en ‘Estrafalario’, que se trasmitió en el Canal 7 desde mayo de 1976, el que marcó su carrera artística. Allí Ureta, que confeccionaba su propio vestuario, hizo realmente célebre su imitación de Rita Pavone.
Era un camaleón de la parodia, del sketch breve, por eso en 1979, en el apogeo de ‘Estrafalario’, Ureta halló su mejor momento y en algunas entrevistas decía que se sentía “una persona feliz”. De hecho, sus imitaciones lo volvieron muy popular y querido.
Una repentina despedida
En enero de 1980 acabó ‘Estrafalario’, y casi todo el elenco pasó al nuevo engreído del humor televisivo: ‘Risas y salsa’ en Canal 5. Desde el 4 de octubre de ese año el programa, con el argentino Aldo Vega en los libretos, se trasmitiría a las 8 de la noche.
Ureta participaba entonces en los primeros programas del recordado ‘Show de Rulito y Sonia’ (1981-1982), al lado de su prima Sonia Oquendo, pero migró rápidamente a ‘Risas y salsa’, donde volvió a su Rita Pavone, y a regalarnos también al maestro del mambo, Dámaso Pérez Prado, a quien imitaba con estilo propio.
También hizo infaltables a sus queridos monstruos ‘Frankenstein’ y el sketch de ‘El loco’, en el que asumía a un personaje esperpéntico, que no era más que una creativa parodia fonomímica del tema ‘El loco’, interpretaba por el cantante y guitarrista español Luisito Rey.
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El sábado 9 de octubre de 1982 César Ureta murió de un paro cardiaco cuando era intervenido en el Hospital Naval de una apendicitis aguda, la cual le sobrevino cuando trabajaba en el Callao con ‘La Peña Ferrando’ (1967-1982). El mito dice que había almorzado un ceviche en mal estado en Breña, y que ello agudizó su mal. Terminó su vida a los 37 años de edad.
En el cementerio El Ángel fue sepultado ante una multitud que lo admiraba. Había marcado a toda una generación y, aunque desapareció en 1982, perteneció como actor a los años 70, a esa gris y dictatorial década, pero que encontró en cómicos como él la catarsis que necesitaba.
(Carlos Batalla)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio

jueves, 28 de abril de 2011


Érase una vez un Mago

31 de agosto de 2008

La República

Leyendas | Juan Valdivieso.


Juan Valdivieso fue un arquero de fábula que marcó toda una época como atajapenales en los años treinta. Ebanista de oficio, participó en el primer mundial de la historia, fue uno de los afamados Olímpicos de Berlín y llegó a ser técnico de la selección. Su hija Rosa recuerda aquí pasajes de la extensa vida del llamado ‘Mago’, cuyo hijo menor es nada menos que el actual ministro de Economía, Luis Valdivieso. 
Por: Claudio Chaparro
"¡Qué cosas tan raras usan ahora los arqueros…!"
 
 
Era una mañana de finales de los años cincuenta y la frase nacía del entonces ya retirado y célebre guardamenta peruano Juan ‘Mago’ Valvidieso. Quien lo escuchaba era nada menos que su hijo Luis, el mismo que hoy desarrolla funciones como ministro de Economía y Finanzas. El ‘Mago’ le hacía ver al menor de sus vástagos su extrañeza porque por esa época los goleros empezaban a usar guantes en las manos para controlar los inmisericordes disparos de los jugadores contrarios.
Y es que el ‘Mago’ Valdivieso, verdadera leyenda del arco peruano, había cimentado su historia en los tiempos en que los arqueros usaban boina, rodilleras enormes y sentían cómo les quemaba la palma de la mano tras cada balonazo. Nada de protección. Todo a lo macho. Así, en esas condiciones, ese ‘Mago’ impredecible fue construyendo su propio mito.
Su aureola de excepcional guardavallas se formó, sobre todo, en la década del treinta. Fue en esos años en que se ganó una admirada fama de atajapenales. Viajó por toda Europa, fue uno de los famosos olímpicos de Berlín 36 y llegó a ser técnico de la selección nacional.
Rosa Valdivieso Montano, también hija del ‘Mago’, revela que su padre nació en Lince, en la calle Manuel Castañeda, muy cerca del Castillo Rospigliosi. Y ahí empezó a darle al balón. Eran los tiempos en que para jugar a la pelota había que ir a las haciendas aledañas. Y el adolescente Juan lo hacía en la hacienda Risso.
 
 
Apenas a los trece o catorce años el joven Juan empezó a aprender el arte de la ebanistería. Esa sería su profesión, su forma de ganarse la vida, por lo menos hasta el viaje a las Olimpiadas de Berlín.
Valgan verdades, los futbolistas de esa época debían tener alguna otra ocupación para vivir. El fútbol era el hobby. La mayoría trabajaban como obreros, choferes, carpinteros. Y el ‘Mago’ se hizo ebanista.
Cuenta doña Rosa que fue un alemán afincado en Lima quien le enseñó a Juan Valdivieso los secretos de la ebanistería.
 
 
"Mi padre –añade doña Rosa– siempre nos contaba que ese señor nacido en Alemania le inculcó el cuidado y cariño por sus herramientas. Y mi padre, dentro del mismo trabajo, se hizo mucho más disciplinado. Le gustaba mucho su oficio, la precisión, el dibujo exacto. Hasta bien entrado en años armaba rompecabezas de tres mil piezas. Y cuando nos mudamos en los años sesenta a la casa de Los Cipreses –en donde don Juan falleció el año pasado– él mismo, con su arte, fabricó las puertas y sillas".
EL ORIGEN DE LA LEYENDA
Juan Valdivieso Padilla había nacido el 6 de mayo de 1910. Su padre fue policía y su madre tuvo negocios de comida. La disciplina y la puntualidad las aprendió desde pequeño. Cuando cumplió los 17 años de edad fue a probar suerte a Alianza Lima. Sus dotes de arquero intuitivo y arriesgado se notaron desde un principio y el equipo blanquiazul se convertiría en su segunda casa por el resto de su vida.
 
 
Por ello no sorprendió que tres años más tarde, en 1930, Valdivieso fuera convocado a la selección peruana que participó en el primer mundial de fútbol, realizado en Uruguay.
Sin embargo, fue en los primeros años de la década del treinta cuando su popularidad aumentó. Es más, su prestigio y notoriedad crecieron cuando entre el 25 de agosto de 1933 y el 7 de marzo de 1934 Valdivieso fue una de las figuras del llamado ‘Combinado del Pacífico’. Aquel fue un equipo formado por los mejores jugadores peruanos y chilenos y que durante esos casi ocho meses disputó 39 partidos en Irlanda, Inglaterra, Escocia, Holanda, Checoslovaquia, España, Francia, Italia y Alemania. Valdivieso era el golero titular.
Meses antes de esa gira el guardameta conoció a quien sería luego su esposa, doña Rosa Albina Montano. Don Juan se había enamorado. Su propia hija Rosa cuenta hoy lo que su padre le reseñó: "Él me decía que en esos viajes larguísimos, por barco, aprovechaba para mandarle postales a mi madre.
 
 
Una vez me contó que, tras la gira a Europa, recibió varias ofertas de clubes de Inglaterra y Francia. Lo querían sí o sí. Pero me aseguró que desechó todas porque se había enamorado. ‘Me quedé por tu mamá’, me decía".
Al retornar de Europa el nombre de Juan Valdivieso ya tenía una gran reputación como arquero de talento felino y providencial. Pero a esta fama se sumó otra hazaña que terminó por convertirlo en héroe de leyenda.
En 1935 Alianza Lima hizo una gira a Chile con su llamado ‘Rodillo negro’. Se trataba de ese legendario equipo integrado no solo por Valdivieso, sino también por Alejandro ‘Manguera’ Villanueva ("Fue su mejor amigo, me decía que era una persona muy callada", afirma doña Rosa), José María Lavalle, Adelfo Magallanes, José Morales, entre otros. Como invitado fue un juvenil goleador de la ‘U’ llamado Teodoro ‘Lolo’ Fernández.
 
 
Los chilenos querían ver a ‘Manguera’, cuya fama había trascendido fronteras. Pero quedaron maravillados con Valdivieso: en siete partidos les atajó cuatro penales a los chilenos. Fue suficiente. Desde aquel momento fue bautizado como el ‘Mago’.
ALMA DE EBANISTA
"Sobre esa gira a Chile –recuerda doña Rosa– siempre le hacía preguntas. Él me decía que le gustaba estudiar a los jugadores rivales, cómo pateaban la pelota, para qué lado disparaban en los penales. Y contaba que eso lo ayudó mucho para ser un atajapenales".
Un año más tarde, en 1936, el ‘Mago’ volvió a Europa, esta vez para representar al Perú en las Olimpiadas de Berlín. Dos triunfos seguidos, a Finlandia y Austria, y luego las versiones: que nos despojaron de un triunfo legítimo, que Hitler intervino y ordenó que se jugara otra vez el Perú-Austria, que ingresaron peruanos y agredieron a los rivales austriacos… Doña Rosa asegura que, según el ‘Mago’, sí ingresó gente peruana al campo, pero para felicitar a los seleccionados...
 
 
"Mi padre me dijo que no hubo agresión. Que ganaron bien y que se ordenó jugar otra vez el partido porque la cancha no tenía las medidas reglamentarias. Y aunque él no me lo dijo, a mí me queda claro que Hitler sí tuvo algo que ver", afirma.
Lo cierto es que a fines de los años treinta la fama del ‘Mago’ se elevó hasta los cielos de Lima. Y en 1941 decidió decirle adiós al fútbol. Luego se dedicó a la dirección técnica. Dirigió a Deportivo Municipal y a la selección peruana.
"De chicos, mi padre nos llevaba al estadio. Con Luis, que ahora es ministro, nos hicimos hinchas de ‘Muni’ porque mi padre lo entrenaba. Pero a él no le gustaba ver fútbol por televisión. Más bien, recordaba sus años de ebanista. Una vez visitó a Luis en Estados Unidos, vio una silla muy bonita en un jardín, regresó, la dibujó y luego fabricó una igualita. Él nos transmitió la idea de superarnos, de tener una profesión y la importancia de la educación. Luis y yo ingresamos a la universidad, en Lima, y luego ganamos becas para estudiar en el extranjero. Eso fue por el tesón de mi padre y de mi madre", asegura doña Rosa. 
Tras las Olimpiadas de Berlin don Juan ingresó a trabajar como funcionario de la Municipalidad de Lima. Allí estuvo treinta años. Su vida se alargó tanto como cuando él se estiraba para una atajada espectacular. El 2 de mayo del 2007, a cuatro días de cumplir 97 años de edad, el "Mago"Valdivieso falleció víctima de un paro respiratorio. Su vida terminaba así, de pronto, pero no el recuerdo de sus hazañas bajo los tres palos.

miércoles, 13 de abril de 2011


A 20 años del 'Fujishock' y de la frase "Que Dios nos ayude"

Décadas de mal manejo económico rematadas en una administración que causó un colapso, que hoy es caso de estudio, nos llevaron al borde del abismo
Fuente El Comercio
Domingo 08 de agosto de 2010 
 

Por: Luis Davelouis Lengua

7 de agosto de 1990. En un par de horas mi hermano Marcel debutaría con su banda en el desaparecido bar El Tarot de Comandante Espinar. Mis amigos y yo hacíamos hora en el auto mientras mirábamos pasar a las chicas con la radio a todo volumen. De pronto, la música cesó y una inquieta voz se apoderó del aire. Era Juan Carlos Hurtado Miller, primer ministro y ministro de Economía del entonces presidente Alberto Fujimori, anunciando lo que hoy conocemos como el “fujishock”.

A los 17 años uno tiene conciencia de lo que cuestan las cosas, pero por lo general no las paga. Sin embargo, las cifras que enumeraba el nervioso hombre eran de locos: el galón de gasolina de 84 octanos (estábamos en auto) subiría de I/.21.000 a I/.675.000 (30 veces más) desde esa medianoche. Luego, las palabras sepulcrales: “Que Dios nos ayude”.

Vea aquí cuánto subió la gasolina, la leche y otros comestibles tras la fatídica noche del “fujishock”.
Llegué al bar y se lo conté a mis padres. No me creyeron. “Debes haber escuchado mal”, me tranquilizó mi padre y la noche transcurrió sin mayores sobresaltos.

CUATRO MUERTOS
La ciudad se levantó gris y vacía. En la radio reportaban algunos disturbios e intentos de saqueo que fueron desalentados en su mayoría por patrullas militares y la declaratoria de emergencia en 11 ciudades. En total, cuatro personas murieron esa mañana.

Mi madre, como casi todas las personas, no sabía qué hacer: la mayoría de los negocios estaban cerrados porque no se sabía cuánto cobrar, el transporte público elevó sus precios de manera exorbitante debido al alza de la gasolina y muchas personas debieron caminar o compartir tolvas para llegar a trabajar.

El primer gobierno de Alan García había subsidiado absolutamente todos los precios en tal magnitud que cuando Fujimori los cortó de golpe los precios se dispararon a la estratósfera: una lata de leche pasó de costar I/.120.000 a I/.330.000 (175% más); un kilo de papa de I/.65.000 a I/.250.000 (284%) y así por el estilo.

El pan francés, el alimento abanderado de las economías menos favorecidas de los tiempos modernos (pan y agua), pasó de costar I/.9.000 a I/.25.000 de un día para otro. Sin embargo, las alzas fueron aun más bruscas en los servicios (el agua, el teléfono y el suministro eléctrico subieron entre 20 y 30 veces). Era terrible pues todo subía, menos los sueldos. “Precios japoneses y salarios africanos”, fue la frase tras una época en el que la inflación llegó a 50% al mes y los precios se incrementaron en 21.000%. Para 1993, la inflación anual había caído a 33%. De locos.

¿QUÉ FUE LO QUE PASÓ?
La bibliografía al respecto es extensa y el peruano se ha convertido en un caso de estudio de lo que se hizo mal, lo que no debió hacerse y la salida dramática a la que nos vimos obligados.

“Esto demuestra que solo reaccionamos cuando estamos al borde del precipicio”, afirma el economista Roberto Abusada, ex viceministro de Economía.

“Todo estaba subsidiado, la autonomía del Banco Central de Reserva no existía y a cualquier llamada de Palacio de Gobierno o del Ministerio de Economía este procedía a realizar emisiones inorgánicas de moneda que se trasladaban a los precios prácticamente de inmediato [...] los subsidios y el déficit fiscal fueron financiados con este mecanismo y gastando las reservas internacionales [...], había un desbarajuste brutal en las políticas fiscal y monetaria, la recaudación cayó a 4% del PBI [hoy está alrededor de 14,5% y nos parece baja] y había varios tipos de cambio (MUC)”, explica Pablo Secada.

Por eso, para cuando fue la hora de pagar, no había con qué. Incluso, el índice de productividad llegó a retroceder 4%. Es decir que si la economía hubiera crecido 2% o 3% , tenía ese 4% en contra que hacía el crecimiento negativo en la práctica.

“No hubo otra manera que la del shock, porque no había con qué financiar cualquier otra alternativa como la que planteaban los “Siete Samuráis” [como se apodaba al equipo de asesores de Fujimori cuando todavía renegaba de aplicar una medida tan drástica y radical]”, agrega Secada.

Veinte años después, el crecimiento económico ha sido 5,5% en promedio al año, la inflación es de un dígito y no remamos contra nosotros mismos. ¿Dios nos ayudó o el escarmiento sirvió? Después de todo, ese galón de I/.675.000 hoy solo costaría S/.0,675.

MÁS DATOS
El plan original del ex presidente y actual reo Alberto Fujimori no contemplaba una medida tan drástica bajo ningún escenario. Solo cuando quiso acercarse en busca de apoyo al Gobierno Japonés y este se la condicionó a la reinserción y aceptación por parte del Perú de las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) fue que se produjo el durísimo ajuste.

martes, 12 de abril de 2011


Voto a voto


ELECCIONES DEL AYER

Fuente El Comercio

Un repaso por las elecciones más apretadas de nuestra historia: ayer como hoy también se vivieron horas de tensión, expectativa y triunfo.
Por: Jorge Paredes
Domingo 10 de Abril del 2011
 
La historia electoral peruana es de larga data. La primera vez que los peruanos fueron a votar fue en 1809 (a fines del Virreinato), cuando en España se convocó a una asamblea constituyente –las Cortes de Cádiz– debido al vacío de poder generado por la abdicación del rey Carlos IV y de su hijo Fernando VII, preso por las tropas napoleónicas. En Lima se convocó a elecciones para elegir a los diputados que nos representarían en dichas cortes y la élite criolla acudió a votar en parroquias y cabildos.

La importancia de estas elecciones primigenias es que sirvieron de modelo para la mayoría de comicios desarrollados a lo largo del siglo XIX, después de la Independencia. Contra lo que se supone, no fueron pocos, y algunos fueron masivos. Eran mayormente elecciones indirectas: se elegían electores que decidían luego la conformación del Congreso, el cual elegía a su vez al presidente.

Los votos no eran secretos y se cantaban a viva voz, lo que generaba trifulcas y actos vandálicos. La elección más reñida fue la de 1871, que llevó al poder a Manuel Pardo, el primer presidente civil elegido en el Perú. El proceso duró dos años, entre 1870 y 1871, y en Lima se vivió el clima electoral. Pardo cuenta en una carta que en un mitin reunió a 10.500 personas en una ciudad que no tenía más de 80.000 habitantes. Exagerado o no, fue, según Basadre, el primer candidato que se atrevió a visitar una zona popular de Lima, la calle Malambo, conocida por su alta peligrosidad. Ahí una mujer afrodescendiente lo abrazó y lo besó en la boca, gritando alborozada: “Vengan a ver a mi niño Manuel”.

Encuentro de masas
Existe consenso entre los historiadores en que la primera elección moderna en el Perú, con la presencia de un Jurado Electoral y un universo amplio de votantes (varones alfabetos y mayores de 21 años), fue la de 1931. El oncenio de Leguía había llegado a su fin y los candidatos presidenciales eran cuatro, pero solo dos concentraban las preferencias: Luis Sánchez Cerro, de la Unión Revolucionaria, quien venía de protagonizar un levantamiento en el sur contra Leguía y de presidir una junta de gobierno; y Víctor Raúl Haya de la Torre, un político llegado de un exilio europeo y líder del Apra, partido que representaba a las masas trabajadoras y sectores de clase media. Sin embargo, el discurso radical de Haya causaba temor en vastos sectores sociales. “Si bien sus repetidos ataques a las clases altas eran solo retóricos, asustaron tremendamente a los grupos conservadores y, por qué no, a muchos artesanos y gente de clase media temerosa de perder sus pequeñas propiedades”, dice el historiador Juan Luis Orrego.

En la época no había encuestas, por lo que la popularidad se medía en las plazas. Haya cerró su campaña el 23 de agosto de 1931 en la Plaza de Acho de Lima, ante una multitud de trabajadores. Los apristas estaban seguros del triunfo, pero la victoria fue de Sánchez Cerro por 46.000 votos. Haya no reconoció su derrota, denunció fraude electoral y sus partidarios lo declararon “presidente moral del Perú”. Según Juan Luis Orrego, ese “fue el inicio del odio aprista hacia Sánchez Cerro y de la violencia que se desató en el país y que tuvo sus puntos más álgidos en 1932 con la revolución aprista de Trujillo y en 1933 con el asesinato de Sánchez Cerro”.

Empate técnico
Hasta ahora, la elección más ajustada de nuestra historia ha sido la de 1962. Otra vez Haya y el Apra estaban en el escenario político, gracias al apoyo aprista al segundo gobierno de Manuel Prado (1956-1962), que había devuelto a la legalidad al llamado partido del pueblo. Haya participaba en unas elecciones después de treinta años.

Se presentaron siete candidatos, pero los más fuertes eran tres: Haya, por la Alianza Democrática (coalición del Apra y del oficialista Movimiento Democrático Peruano); Fernando Belaunde, un arquitecto que gozaba de gran simpatía, por Acción Popular; y Manuel Odría, quien volvía a tentar la presidencia con gran aceptación en los barrios pobres de Lima. Los resultados fueron ajustados. Haya obtuvo 557.047 votos (32,97%); Belaunde, 554.180 votos (32,13 ); Odría, 480.798 votos (28,4). Ninguno obtuvo el tercio de los votos que exigía la Constitución para llegar a Palacio, por lo que el Congreso debía decidir quién sería presidente.

Lo que vino después fueron pactos fallidos, denuncias de fraude y de un supuesto veto de las Fuerzas Armadas a Haya.

El 16 de julio circuló la noticia de que Haya había aceptado declinar su candidatura y apoyar en el Congreso la elección de Odría, cerrándole el paso a Belaunde. En medio del clima de tensión, las Fuerzas Armadas decidieron deponer al aún presidente Prado e instaurar una Junta de Gobierno que convocaba nuevas elecciones para el año siguiente. En 1963 Belaunde ganó con el 39,5% de los votos frente a Haya, que logró el 34,8%, y Odría, el 25,5%. Las elecciones de 1962 fueron el primer ‘empate técnico’ de nuestra historia, resuelto a la manera de la época (con golpe incluido) en una especie de segunda vuelta un año después. Hoy la historia comenzará a escribirse de nuevo.

domingo, 20 de junio de 2010


Humor eterno


CLÁSICOS

El Comercio
Domingo 20 de Junio del 2010

¿Quién no se ha reído alguna vez con El Chavo del 8? Este clásico de los clásicos, comenzó a transmitirse un 20 de junio de 1971 por la señal del canal 8 de México, la actual Televisa. Concebido inicialmente como un sketch de poca duración, alcanzó a ingresar poco después a 300 millones de hogares cada semana. El concepto fue ideado por Roberto Gómez Bolaño (1929), llamado también Chespirito (por ser un Shakespeare en chiquito), un grande del humor que personificó también a El Chapulín Colorado. Aunque está dirigido a un público adulto, los niños se identificaron rápidamente con Kiko, Don Ramón, la Chilindrina, Doña Florinda, por nombrar solo a algunos personajes de la vecindad. En 1973, el programa, protagonizado por un niño huérfano, ya se transmitía en toda Latinoamérica; siempre logró el primer lugar de audiencia. Tal es su trascendencia que el servicio postal mexicano emitió 300 mil estampillas con la imagen de El Chavo en todo el país, en homenaje a su creador. Esta iniciativa fue respaldada por el entonces presidente Vicente Fox, uno de sus grandes admiradores.

La vigencia de la serie se puede medir en su gran cantidad de seguidores. En el 2005, la venta de los DVD del programa en Estados Unidos rebasó las expectativas. Alrededor de 600 mil copias en idioma original fueron adquiridas por la comunidad hispana. Actualmente, el programa sigue emitiéndose en Argentina, Brasil, Colombia, Uruguay, México y el Perú, y su versión en dibujos animados continúa acaparando grandes niveles de audiencia. La serie se ha traducido a casi 50 idiomas, se han publicado tiras cómicas y álbumes de colección. Todo un fenómeno contemporáneo.

El Primer capítulo de El Chavo del 8


El último capítulo de El Chavo del 8

domingo, 23 de mayo de 2010


El eterno luto de Yungay

      Foto: Aurelio Alva Mendes
EL EPISODIO MÁS DOLOROSO DE 1970

El Comercio
Por: Gabriela Machuca Enviada especial
Domingo 23 de Mayo del 2010

[1] LINCOLN ALEGRE (52)
El niño que vivió por ir al circo

“Yo vivía, y vivo todavía, en Mancos, un distrito ubicado a siete minutos en auto de Yungay. En esa época, las familias de los pueblos cercanos íbamos a Yungay para distraernos, a pasar el domingo. Justo ese 31 de mayo, como nunca, fuimos solos, mis tres hermanos y yo, a ver allí una matiné de circo. Mis papás se quedaron en la casa. Yo iba a cumplir 12 años y fui con mis hermanas Raquel, que tenía 14; Martha, de 10 y mi hermanito Jesús, de 3. También con un grupo de amigos de Mancos, éramos como 20 niños. Creo que el circo se llamaba Verolina, no me acuerdo bien…

El carro nos dejó en la plaza de Armas. Usualmente, antes de ir a ver las funciones, siempre íbamos a comer helados a Niza, la mejor heladería que había, creo yo, en el Callejón de Huaylas. De eso me acuerdo clarísimo. Pero esa vez nos pasamos sin probar nada porque estábamos atrasados. Nos fuimos corriendo para el estadio, donde estaba el circo. Si nos hubiésemos quedado en la plaza…

Entonces llegamos. Debía haber más o menos 300 niños, todavía no se iniciaba la función. Ni cinco minutos estuvimos dentro de la carpa cuando comenzó el temblor. Las personas mayores empezaron a gritar: “¡terremoto! ¡aluvión!” Todos salimos al centro del gramado del estadio. Cuando vimos que las paredes se habían caído, comenzamos a correr hacia el cerro Atma, que estaba ahí no más. Como éramos niños, cada uno salvó su pellejo, nos separamos todos. Mientras trepábamos, veíamos cómo el aluvión se llevaba el estadio. Todos los que corrieron con dirección a la ciudad murieron…

Ya en el camino, arriba en el cerro, nos fuimos encontrando los niños del circo, aunque también había adultos. En la parte alta me reuní con mis hermanos. Estaban bien, pero asustados. No se veía nada por el polvo. Eran las 5 p.m. pero parecía de noche. Y la gente gritaba. Justo allí habían instalado un campamento de heridos y todos gritaban. Los niños buscaban a sus padres y los padres a sus hijos. Y seguía temblando. Los mayores nos pedían nuestras chompas para hacer una gran bandera que se elevara por la nube de tierra y fuera vista por los helicópteros, pero no sirvieron. Nos recogieron cuatro días después. El jueves 4 de junio”.

[2] ALMAQUIO ORTEGA (63)
El guardián de la ciudad sepultada

“Mi nombre es Almaquio Ortega López. Tengo 63 años y soy yungaíno de toda la vida. Siempre he vivido aquí, salvo por un tiempo que me fui a la costa a buscar mejor porvenir, que no encontré. Entonces volví. Desde antes del sismo vivo en lo que era el jirón 2 de mayo del antiguo Yungay, cerca del cerro Aura. Allí sigue estando mi casita, cerca de la ciudad sepultada, no dentro del camposanto.

Esa mañana del 31 de mayo yo había llegado de la ciudad de Lima. Trabajaba como ayudante de un camión, el mismo que está enterrado debajo del famoso ómnibus de la Empresa de Transporte Áncash, ese que está volteado hasta el día de hoy y con el que todos se toman las fotos del recuerdo. Después de descansar unas horas me compré unas cervezas y me quedé en mi casa a escuchar por radio el inicio del mundial de fútbol de México 70. Jugaba México contra Rusia. De pronto empezó a temblar todito, fuerte, sonaba bien fuerte. Como ocho años antes había caído un gran huaico sobre Ranrahirca (un pueblo cercano), pensé que se iba para allá y no me moví, pero después, cuando lo vi venir para Yungay me dije “este es el fin”. Pero Dios no quería pues y el lodo pasó a pocos metros de mi casa. No la tocó por muy poquito. Corrí para el cerro Aura donde nos salvamos algunos. Yo estoy aquí, pero perdí a mi madre y a dos de mis hermanos.

Por varias décadas he cuidado la ciudad sepultada de Yungay, o sea, el camposanto. Han querido venir a desenterrar las casas y llevarse las cosas, ubicar dónde estaban los bancos para sacar las cajas fuertes y yo lo he impedido. Este es mi pueblo y si no me morí entonces, ya me tocará, pero será acá. Hasta eso, hago de guía y siembro las rosas y las hortensias que ven. En recuerdo, pues, de los que están abajo”.

[3] CICO ALAMO (70)
El profesor que lo vio todo

“Yo era director de una escuela en Shacsha, a 10 minutos de Yungay. Por costumbre, el último día de mayo le rezábamos a la virgen, por eso, aquella tarde tenía que ir al colegio. En el camino me encontré con dos amigas. Estábamos con ellas riéndonos cuando empezó el temblor. Las dos se arrodillaron, comenzaron a gritar. Yo estaba frente al Huascarán y vi que no había una nube en el cielo. Pero luego, conforme se movía el suelo, vi cómo empezaron a caer enormes cantidades de hielo, como inmensos trozos de algodón. Comencé a gritar: “¡aluvión! ¡Al cerro!”. Fue cuando del pie del nevado se levantaba una neblina gris oscura.

Empezamos a correr hacia el cerro Aura mientras veíamos que enormes piedras pasaban volando encima nuestro. Se venía el lodo… Al subir vimos cómo el aluvión se llevó Ranrahirca y otros pueblos. Ya en la cima vi a mi tierra Yungay hecha un lodazal. Solo estaban sus cuatro palmeritas. Todo estaba planito.

Al rato bajé a buscar a mi familia. No los hallé. Desaparecieron mi papá, mi mamá y una hermana. Más tarde encontraría la casaca de cuero de mi papá metida en el lodo. La reconocí porque él era cerrajero y tenía en el bolsillo los planos de un proyecto que estaba haciendo. Solo podía ser suya.

A la mañana siguiente fuimos a recuperar el cadáver de una mujer casi sepultada porque creía que se trataba de mi madre, pero resultó ser Luzmila Huamán de Cotrina, una señora muy respetada de Yungay. Cubrimos su cuerpo con costales y nos fuimos. Horas después la encontramos sentada. ¡Estaba viva tras estar sumergida más de 15 horas en el lodo congelado! Algún sinvergüenza le había quitado los costales y estaba desnuda. Cuando me reconoció me dijo: “Cico, ¿así me tienes?” Me quité mi chompa verde y se la puse. Le dije : “Señora, le voy a traer auxilio””.

sábado, 17 de abril de 2010


A la caza de los últimos nazis


LOS CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD NO PRESCRIBEN

El Comercio
05 de abril de 2010
Han pasado 65 años del fin de la Segunda Guerra Mundial y se siguen encontrando y condenando a criminales nazis, como el holandés Heinrich Boere, que a sus 88 años recibió prisión perpetua. Simon Wiesenthal, Beate Klarsfeld y su esposo Serge son tres incansables perseguidores de estos fanáticos que mataron a millones de judíos. Aquí algunos de sus más resonantes casos

Por: Roger Zuzunaga Ruiz

Lunes 5 de Abril del 2010

Los juicios de Nuremberg, entre 1945 y 1946, son la semilla de lo que hoy se llama justicia internacional y transmitieron un mensaje para los criminales nazis de la Segunda Guerra Mundial que no ha perdido vigencia: los delitos contra la humanidad por los que eran perseguidos jamás prescribirían.

Como no prescribieron —65 años después del fin de la guerra— para el ex miembro de las SS Heinrich Boere, quien a sus 88 años y en silla de ruedas escuchó hace unos días su sentencia a cadena perpetua por haber asesinado a tres miembros de la resistencia contra Adolfo Hitler en Holanda.

Boere ya tenía una condena a muerte por el mismo caso en Holanda. Pero sin la amenaza de una extradición a ese país, vivió de manera distendida en Alemania durante varias décadas, hasta que en el 2000 el fiscal alemán Ulrich Maass abrió investigaciones sobre su caso, lo que derivó en el proceso que lo acaba de condenar.

El próximo en conocer el veredicto de la justicia será el criminal nazi John Demjanjuk (apodado “Iván El Terrible”), de 89 años y origen ucraniano, que fue extraditado desde EE.UU. en mayo del 2009. Él afronta un proceso en Múnich por su complicidad en la muerte de 27.900 judíos en el campo de exterminio de Sobibor.

En agosto del 2009, también en Múnich, fue condenado a cadena perpetua Josef Scheungraber, de 90 años y ex oficial hitleriano.

CAZANDO PECES GORDOS
Parte de la cúpula de las SS fue condenada en Nuremberg; otros, como el comandante de la siniestra guardia hitleriana, Heinrich Himmler, consiguieron suicidarse con cianuro mientras estaban encarcelados.

De los siete millones de afiliados que tenía el Partido Nacional Socialista, se calcula que unos 100 mil fueron capturados, delatados por los tatuajes con su grupo sanguíneo que llevaban en el brazo. Otros adoptaron nuevas identidades y empezaron a trabajar para gobiernos o empresas transnacionales alrededor del mundo. Estos huyeron del cerco aliado por la denominada ruta de las ratas, gracias a un plan concebido por los nazis antes del fin de la guerra: salían de Alemania, atravesando los Alpes, hacia Italia para terminar en Medio Oriente. Otra opción era llegar hasta España, gobernada entonces por el dictador Francisco Franco, o dirigirse a América del Sur.

Y precisamente en esta última región se dio la operación más emblemática contra un nazi.

Simon Wiesenthal (1908-2005), sobreviviente del campo de concentración de Mauthausen-Gusen, en Austria, dedicó gran parte de su vida a la búsqueda de nazis. En 1957 supo que Adolf Eichmann, teniente coronel de las SS y responsable de la solución final (el plan para ejecutar a la población judía), se ocultaba en Argentina bajo el nombre de Ricardo Klement y trabajaba como operario para la Mercedes-Benz. El dato lo transmitió al servicio secreto israelí, el Mossad, que tardó dos años en confirmarlo.

En su libro “Mossad, la historia secreta”, el escritor británico Gordon Thomas relata que en 1960 Israel dio luz verde a la operación que terminaría en el secuestro del criminal nazi. El agente Rafi Eitan encabezaría el equipo. Llegaron a Buenos Aires el 1 de mayo de ese año. Oficialmente, se trataba de la delegación israelí que asistiría a la celebración de los 150 años de la Revolución de Mayo. Solo ellos sabían que en el avión de la aerolínea israelí El Al que los trasladó había una celda para llevar a Eichmann.

Durante tres días vigilaron al nazi. Sabían la hora y el lugar en que tomaba el ómnibus que lo llevaba a su trabajo y lo regresaba a casa. La fecha elegida para el secuestro fue la noche del 11 de mayo. A las 8:05 de ese día se detuvo el ómnibus que traía a Eichmann de retorno a su casa.

“Marchábamos justo detrás de él. Iba caminando rápido… El coche se acercó a Eichmann, apenas tuvo tiempo para darse vuelta y mirar con asombro al especialista que salía del vehículo. Salté del coche. Lo agarré del cuello con tanta fuerza que vi cómo se le desorbitaban los ojos. Un poco más y lo hubiera estrangulado… Arrojé a Eichmann al asiento trasero. El asunto no duró más de cinco segundos”, narró Eitan a Gordon Thomas.

Diez días después, llegó el momento de partir hacia Israel. Obligaron a Eichmann a beber una botella de whisky. Los agentes también rociaron sus propias vestimentas con el licor. En el puesto de control del aeropuerto donde estaba el avión de los israelíes, los militares argentinos detuvieron su vehículo. En el asiento trasero, Eichmann dormía. “Hicimos de judíos borrachos que no podían aguantar el licor argentino. Los guardias parecieron divertidos y ni siquiera miraron a Eichmann”, relató Eitan.

Tras el juicio en Israel, Eichmann fue condenado a muerte. Horas antes de su ejecución, el 31 de mayo de 1962, Eitan se encontró con el nazi. “Me miró y me dijo: “Llegará la hora en que me sigas, judío”. Yo le contesté: “Pero no es hoy, Adolf, no es hoy””, evocó el agente del Mossad.

PERSEVERANCIA
La alemana Beate Klarsfeld y su esposo francés Serge, cuyo padre judío murió en el campo de concentración de Auschwitz, también han dedicado su vida a la caza de nazis. Incluso la vida de Beate fue llevada al cine a través de la película “The Beate Klarsfeld Story” (1986), en que fue interpretada por la actriz Farrah Fawcett.

Uno de sus más notables hallazgos fue el del feroz guardia del campo de concentración de Drancy, en Francia, Ernest Heinnrichsohn, quien 30 años después de la guerra era un respetable alcalde de un pueblo de Baviera, en Alemania. La presión que ejercieron ante la opinión pública desembocó en un proceso judicial en contra del nazi, quien finalmente fue condenado a seis años de prisión.

También encontraron en Chile al nazi Walter Rauff, quien en 1942 asesinó en Polonia a miles de judíos utilizando el humo que sale del tubo de escape de los camiones. Este criminal fue capturado por los aliados en 1945, pero dos años más tarde escapó de prisión y posteriormente fue reclutado por el servicio de inteligencia sirio. Llegó a Chile en 1958. En 1984 Beate ubicó la casa donde vivía Rauff y convocó a los medios para presionar al gobierno del dictador Augusto Pinochet para que lo extraditara a Alemania. Unos días después, el 14 de mayo, Rauff moría víctima de un ataque cardíaco.

Otro nazi cazado por los Klarsfeld fue jefe de la Gestapo de Lion, Klaus Barbie. Tras la guerra, Barbie huyó de Francia hacia Alemania y adoptó una nueva identidad. Posteriormente fue empleado del servicio de contraespionaje del ejército de EE.UU. Viajó a Bolivia en 1951 y en 1971 se trasladó al Perú, donde se reveló su verdadera identidad (en ese momento los Klarsfeld le siguieron la pista), hecho que lo obligó a volver a Bolivia, país del que fue finalmente extraditado en 1983. Fue condenado a cadena perpetua y murió en prisión en 1991.

PARA RECORDAR
El juicio de Nuremberg
Los principales sentenciados

Karl Dönitz, sucesor de Adolfo Hitler tras su suicidio (condenado a 10 años); Rudolf Hess, capitán general y jefe del partido nazi (cadena perpetua); Hermann Goering, comandante de la Luftwaffe (muerte); Alfred Jodl, jefe del Estado Mayor de la Wehrmacht (muerte); Wilhelm Keitel, jefe del Alto Mando de la Wehrmacht (muerte); Alfred Rosenberg, ideólogo del partido nazi (muerte); Joachim von Ribbentrop, ministro de Asuntos Exteriores (muerte); Albert Speer, ministro de Armamento (20 años); Franz von Papen, embajador nazi en Austria y Turquía (absuelto); Hans Frank, gobernador de la Polonia ocupada (muerte); Erich Raeder, comandante de Kriegsmarine (cadena perpetua); Baldur von Schirach, líder de Juventudes Hitlerianas (20 años); Fritz Sauckel, director del programa de trabajo obligatorio (muerte).

lunes, 5 de abril de 2010


MARIO BUNGE, EL OTRO

April 05, 2010

Blog Un Mundo Un Día
Por Manuel Jesús Orbegozo

HE leído ayer un artÍculo en un diario local y me ha traído vivos recuerdOs de Mario Bunge con quien sostuve una entrevista tanto honda como risueña. Me permito reproducirla en homenaje a tan brillante filósofo argentino:

Para esta entrevista al paso, el profesor Mario Bunge apareció en el hall de su hotel vistiendo un pulcro terno de casimir hecho a la medida de su alta estatura física e intelectual, sus ojos claros y una amplia sonrisa satisfecha.

Tomó asiento. Cruzó sus largas piernas que me parecieron haber producido un gran enredo de tibias y peronés, como me sucedió con Peter O`Toole (a quien Bunge admira) en un hotel del Cuzco. Allí le pregunté si le gustaría representar a Dios y él me contestó que no, que prefería hacer aún de un simple soldado de Shakespeare, pero no de Dios.

Bunge, instado a responder si le gustaría jugar ese papel o hacer de Napoleón o de Sócrates, me contestó que le gustaría representar a este último, acaso porque el ciego inmortal "enseñó a debatir racionalmente, como es deber de todos los maestros" o "acudir a las plazas públicas a discutir los problemas filosóficos, rebatir la falsa sabiduría y proponer sus propias opiniones", como informan los diccionarios de bolsillo.

Veinticinco siglos atrás, "la prédica de Sócrates chocó a los espíritus conservadores quienes lo acusaron de impiedad", mientras en este siglo, los positivistas acusan a Bunge de energúmeno o de algo así. Curioso porque "me pareció estúpido que pueda discutir hasta con los hermenéutas y no con los positivistas".

La guerra se inició cuando Bunge escribió su primer artículo contra estos en 1943, y va para una "Guerra de los 100 años", porque en 1953 volvió a publicar otro artículo contra ellos aquí, en Lima. "Hasta ahora no hay respuesta racional –confiesa Bunge- con lo que se demuestra la total ignorancia del positivismo sobre mi obra. Sucede, como si a un cristiano lo acusaran de musulmán".

-Lo que demostraría a su vez, la mala voluntad de los hombres, el funcionamiento mecánico de aquel gen egoísta y aquel gen altruista que todos portamos desde la noche de los tiempos, según el zoólogo norteamericano, Richard Dawkins", ¿no es cierto, profesor Bunge?.

-Dawkins no es zoólogo sino etólogo y no es norteamericano sino inglés y enseña en Oxford. Cuando publicó su obra discutí con mis alumnos. Nos desencantamos. Dawkins no es un investigador serio. Es cierto que el hombre es un producto de los genes de sus antecesores, pero también del medio ambiente en que se desarrolla, aún en el útero materno. Además, un hombre con el síndrome de Dawn no podría aprender el cálculo infinitesimal, pero sí ser un buen carpintero y ser feliz.

Le pregunté a Bunge si admira a Chaplin o a Bernard Shaw por su gran sentido del humor al que rocía con una pizca de ironía crítica cuando diserta, para no devenir sarcasmo. Dijo que sí. Recordé cuando en una de sus charlas magistrales organizadas por la Universidad Garcilaso de la Vega le contaron que en la Universidad de Ingeniería se estaba tratando de convertir a la neblina en lluvia para provocar la vida en el desierto. Felicitó a los científicos y contó que era diferente a lo que trataba de hacer la CIA norteamericana en el Africa: ahuyentar a las nubes para que no lloviera y se mantuviera la sequía en el desierto. ¿No sería en la Etiopía que por entonces era procomunista, profesor Bunge?.

Recriminando el comportamiento del hombre dijo que en muchas oportunidades procedemos como si fuéramos animales, "somos unas bestias" expresó sin compasión ni eufemismo.

Entonces, me pareció que hablaba como algunos argentinos que se creen hacedores del mundo. Hubo una vez un cataclismo universal, y luego de desaparecida toda señal de vida sobre la tierra, restregándose los ojos salió al descampado un mono sobreviviente. Por ahí le salió una mona que cuando estuvo a tiro de cañón, le mostró una manzana y le dijo coquetamente:
- "Servido che, comé", le alcanzó la manzana y el sabio mono argentino le contestó:
- "Mirá vos, a mí no me la hacés, otra vez".
Y comenzó una nueva era.

En referencia a estas cosas mayores, le pregunté al doctor Bunge qué es lo que más admira de la Creación, por ejemplo, a cuál de los cuatro elementos . - Los elementos no son cuatro, son 12 -intentó evidenciar mi ignorancia química.

- No, yo me refiero a...

- Ah, bueno, entonces, me fascinan todos los elementos. ¿Cómo no sentirse fascinado de ver cómo corre el agua de los ríos, cómo se mueve el mar, oír silbar al viento o ver arder una llama, una hoguera. Me imagino cómo debieron sentirse fascinados los hombres de la prehistoria frente al fuego.

- Como ahora mismo, profesor Bunge, "porque la vida/es fuego, según uno de los más hermosos versos de Washington Delgado, un poeta peruano.

- Pero, lo que supera toda mi admiración –exclamo Bunge realmente entusiasmado como si rugiera un león- es el hombre.

Y ni cómo ponerlo en duda.

El profesor Jorge Lazo le había contado a Bunge que yo fui el último periodista en entrevistar a Pol Pot. Bunge tuvo curiosidad por saber cuál era mi opiniòn sobre la kampucheano "kmer rouge". Le repetí lo que había escrito recientemente, que en dos horas no me fue posible asomarme a su alma y sondearla para apreciar cuán pérfido era como lo pintan y no poder opinar si merecía el cielo o el infierno.

Pero, Bunge ya tenía una opinión: "Pol Pot no fue genocida. Pol Pot fue cruel y su crimen de ordenar una masacre colectiva nunca podrá ser justificada. Genocidas son los que intentan acabar con una etnia como lo sucedido en Yugoslavia y eso no hizo Pol Pot", dijo.

Y convinimos en que genocidios son el provocado por Hitler, el de Boznia-Herzegovina, por ejemplo, mientras masacres, las de Chechenia, Hiroshima, My Lai, Shabra y Chatila y tantos otros crímenes de lesa humanidad de los que, por otro lado, está llena la historia y las páginas de la Biblia.

Después, le propuse: "Madame Rolland tiene dos dichos históricos: "Mientras más conozco a los hombres más quiero a mis perros", y acaso, antes de subir al cadalso: "Libertad, libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre".

- ¿Con cuál se quedaría usted, profesor Bunge?.

- Comencemos con que Madame Rolland fue una intrigante a la que se debieron muchas muertes. Luego, sus reflexiones son cínicas aunque no por eso dejan de cometerse muchos crímenes en nombre de la libertad. "Libertad o muerte" es una frase o grito de guerra que, en realidad, debería ser: "Libertad o Vida".

- Vida y no muerte, ¿no indica el miedo que a usted le produce la muerte?

- No, no le temo a la muerte ya que ésta es inevitable. A lo que le tengo temor es a una larga agonía, a una muerte prolongada en silla de ruedas, a la incapacidad de pensar.

- O sea que ¿más estima Ud., a su cabeza que a su corazón, profesor Bunge?

- No, por ambos siento la misma admiración y el mismo respeto.

Cuando Bunge estuvo en Lima en esos días, comprobé que sólo 4 de los 20 periódicos que se editan en la capital informaron sobre las conferencias que vino a dictar, mientras los 16 restantes se dedicaron a informar en primera página, sobre las nalgas de una vedette; un descuido imperdonable de las mesas de redacción o la normal vigencia de un rampante periodismo amarillo.

- El filósofo argentino Carlos Cossío dijo una vez que luego del florecimiento de un brillante periodismo de opinión, la prensa cayó en el mercenarismo, ¿Es esto cierto, profesor?

- En primer lugar, Cossío es un filósofo de tercera categoría. En segundo lugar, el periodismo siempre fue mercenario, sin que esto quiera decir que no exista una prensa seria hecha por periodistas serios como usted, Orbegozo. (muchas gracias, profesor Bunge), etc. etc.

- Usted siempre dice etc., etc.. Etcétera quiere decir "y todo lo demas". ¿por qué lo repite Ud., tanto, profesor, basta con un etc.. ¿Acaso, desconoce la norma gramatical o lo hace para reforzar su secuencia?

- No, no. Ese es uno de los tantos errores que cometo. Es un error.

Fue un mea culpa de Bunge hecho con solemnidad ostensible. Entonces, ví cómo al reconocer un error aunque fuera irrelevante, afloraba a su rostro la sobria mueca de la humildad que considero patrimonio de los sabios o los santos, como alguna vez vi en el rostro del arqueólogo aleman Trimborn o en el de la madre Teresa de Calcuta.

Mario Bunge contó que los filósofos que más han influido en su formación, los que acaso siguen influyendo en el Bunge maduro, son Aristóteles, el estagirita; Leibinitz (sin t, me corrigió el maestro, que observaba curiosamente mis apuntes) el de las mónadas y el cálculo infinitesimal, y Bertrand Russell, aquel brillante papa inglés de la filosofía al que entendemos aún los que nos consideramos monaguillos.

Le escuché decir en una de sus conferencias que los hombres, los maestros, en especial, deben hablar o escribir en lenguaje muy claro para que se les entienda. Recordé que Borges cita a John Donne cuando afirma que "El Espíritu Santo es un escritor elocuente y un copioso escritor, pero no palabrero, tan alejado de un estilo elocuente, como de uno superfluo".

- De la misma forma como escribe Borges, profesor Bunge?

Bunge ha desenrollado sus largas piernas de basquebolista norteamericano o sus serpientes, y se ha inclinado sobre mis apuntes y ha opinado que "claro, como Borges" aunque creo que más le gusta García Márquez al que ha alabado haciendo chisporrotear su lengua y brillar sus ojos celestes.

- Ah, y también –agregó- me gusta mucho Miguel Delibes (yo he escuchado sólo a di León, el músico) y León Tolstoy y James Austen, ah, y Cervantes, un genial novelista moderno.

- ¿Cómo moderno, profesor Bunge, si Cervantes es del 1600?

- Cervantes es el fundador de la novelística moderna -se regocija Bunge recordándolo, mientras esa mañana vemos al Caballero de la Triste Figura cuando "yendo por una calle alzó los ojos y vio escrito sobre una puerta, con letras muy grandes: "Aquí se imprimen libros", de lo que se contentó mucho, porque hasta entonces no había visto emprenta alguna y deseaba saber cómo fuese".

Yo, también deseaba saber como fuese: 1) ¿qué es lo más temible, si el cáncer o el exagerado usufructo del poder; 2) si él le teme más al paso del tiempo que a la pobreza; 3) si el marxismo tiene algo de cristianismo y; 4 ) qué opina sobre el neoliberalismo.

Y, Bunge opinò que: 1) ambos son temibles: el usufructo exagerado del poder y el cáncer, anque éste es un mal individual y aquél un mal colectivo (simbiosis a la que Manuel D´Ornellas llama "el cáncer del poder"), y agregó Bunge que, aunque parezca exagerado sólo 1/5 de la humanidad vive en relativa libertad, mientras el resto está oprimido por alguna forma de poder, el cual no es sólo político sino también económico o cultural. Y respondiendo 2) que la pobreza es tan temible como el paso del tiempo y que 3) el marxismo tiene mucho del cristianismo, por ejemplo, lo de la fraternidad humana, ambos aspiran a crear un mundo mejor aunque los cristianos lo ejecutan mientras los marxistas sólo lo desean, por lo menos, los cristianos de aquellas sectas del Mar Muerto, ellos tenían bienes comunes que ahora, la iglesia descarta; y 4) ¿sobre el neoliberalismo?, espero que termine pronto, porque no se fundamenta en nada científico, no favorece a todo el mundo sino sólo a los ricos. Nadie lo ha de seguir en adelante. Realmente, lo que le debe interesar al mundo de hoy es alcanzar una plena democracia, no aquella que nos hace participar sólo para votar una vez cada cuatro o cinco años. Precisamente, de una democracia que nos haga participar a todos, a menudo, como en Suiza donde se hacen consultas populares cada dos o tres meses".

El discurso de Bunge habría seguido si el referí del tiempo no hubiera tocado su silbato y marcado el fin de los 30 minutos de juego. Sin embargo, en el breve tiempo suplementario, como cuando jugaba el futbol en su niñez allá en mi Buenos Aires querido/cuando te volveré a ver, Bunge se dedicó a recordar a Martha, su extraordinaria mujer y matemática conocida internacionalmente, y a sus hijos. Le brilló el ánimo y el orgullo le apretó el cuello como un tierno asesino, cuando se refirió a Eric, de 29 años y ya arquitecto, y a Silvita, de 22, que estudia neurobiología.

Un final de entrevista más sentimental que erudito.

jueves, 4 de marzo de 2010


Cinco décadas del sueño de Fellini


“LA DOLCE VITA”. Medio siglo del retrato de una Roma decadente y excesiva


AYER SE CUMPLIERON 50 AÑOS DEL ESTRENO DEL CÉLEBRE FILME DE FEDERICO FELLINI. EL GENIO DEL DIRECTOR MARCÓ UNA ÉPOCA Y SUS FIGURAS QUEDARON INMORTALIZADAS

El Comercio
Sábado 6 de Febrero del 2010

ROMA [EFE]. El 5 de febrero de 1960, las salas de cine italianas fueron testigos de cómo la visión de Fellini marcaría un antes y un después en la historia del cine con un filme que se convirtió en símbolo de un estilo de vida, de una “dolce vita” romana marcada por las exhibiciones mundanas, la decadencia y los excesos.

Las paradojas de “La dolce vita” encontraron ya su expresión desde la primera oleada de reacciones y críticas, con elogios, admiración, insultos y ataques que arremetían contra la supuesta inmoralidad de la película o su clima corrupto y que no fueron más que la confirmación del inicio de un mito.

El Centro Católico Cinematográfico colgó al filme la etiqueta de “escluso per tutti” (“prohibido para todos”) y algunos críticos que dieron opiniones favorables a la película fueron despedidos de sus diarios. La huella imborrable que dejó el director de “El satiricón” o “Amarcord” trazó un extravagante fresco plagado de símbolos, un mosaico de estereotipos y un universo onírico que muchos buscan aún al perderse por las calles de Roma.

La diva interpretada por Anita Ekberg, que repite hasta la saciedad su llegada al aeropuerto para posar ante los fotógrafos, el intelectual atormentado o el cazador de imágenes comprometedoras, desde entonces bautizado “paparazzo”, desfilan por esa fantasía hecha realidad, fragmentada en escenas aparentemente inconexas y paradigma de una agridulce noche romana.

Poco queda ya de aquellas reuniones de los “paparazzi” en la Via Veneto de Roma, pero la magia con que el maestro de los sueños dotó a “La dolce vita”, con sus más sorprendentes contradicciones, conserva algunos rincones, como el famoso Café de París, que Fellini retrató y convirtió en uno de los centros del “glamour” de la cinematografía europea.

Ese histórico local, ícono de un mundo tan extravagante como vacío, corrupto y abocado al naufragio, pertenece hoy a la mafia de Calabria, la Ndrangheta, que lo adquirió hace un año por seis millones de euros.

Tampoco ha sido estelar el destino de discotecas como Jackie O”, símbolo de la vida nocturna romana, frecuentada por Grace Kelly, Jacqueline Bisset, Marcello Mastroianni o Vittorio Gassman y, en los años noventa, punto de encuentro de criminales y delincuentes.

Pero si uno se aleja de Via Veneto encontrará uno de los lugares más vivos de esa “belle époque” italiana, que hizo de la Ciudad Eterna un centro de celebridades durante los rodajes de “Ben Hur” o “Quo Vadis”: la Taverna Flavia, un restaurante que el tiempo ha convertido en museo fotográfico, dirigido por Mimmo Cavicchia desde hace cuatro décadas.

Las paredes de este mágico establecimiento, entre los favoritos de las estrellas también en la actualidad, son un auténtico mural de autógrafos en el que lucen centenares de firmas y rostros conocidos, desde Sophia Loren y Audrey Hepburn hasta Woody Allen o Pedro Almodóvar.

Testigo de historias de cine como el romance entre Richard Burton y Elizabeth Taylor, máxima protagonista del local con una sala que lleva su nombre. Ahí están enmarcadas sus sandalias de “Cleopatra”, quizás la pieza más cotizada de este restaurante-museo, que Liz regaló a Cavicchia cuando rodó la película.

“Los protagonistas de “La dolce vita” eran los actores, y los espectadores salieron a la calle para vivir y actuar como ellos. Todos se volvieron locos y querían imitar a los personajes del cine. Cada uno se sentía protagonista a su manera”, afirma Cavicchia.

Así nacieron las ganas de recuperar el tiempo perdido, de vivir una locura que Fellini inmortalizó con la mítica escena en la Fontana di Trevi, cuyas aguas tienen aún la huella de Anita Ekberg.

Ella convirtió en sueño de muchos un baño en esa fuente siempre abarrotada de turistas. Fantasía irrealizable también para la propia actriz, puesto que la escena se rodó en una copia recreada en el “Estudio 5” de Cinecittà, donde se instaló la capilla ardiente del maestro en 1993.

De algún modo, Roma es aquella ciudad imaginada por Federico Fellini. “Pero la “dolce vita” se acabó”, sentencia Cavicchia. “Ya no existen esos personajes, ahora los actores solo están un día para presentar su película y están condicionados por sus agentes. Además, la gente está invadida por la televisión. Si “Gran hermano” bate récord de sintonía, ¿qué “dolce vita” es esa? ¡Es la amarga vida!”.

jueves, 25 de febrero de 2010


El Nazismo (Historia)


Extraído de Taringa

El nazismo es una ideología alemana gestada en los años 20 pero que no alcanzará importancia hasta los años 30, momento en que las duras condiciones de paz impuestas en el Tratado de Versalles (1919) se juntan con la grave crisis mundial del Jueves Negro en 1929. A nivel mundial, las democracias liberales quedan fuertemente desacreditadas. La situación mundial parecía dar razones a las reivindicaciones obreras tradicionalmente vinculadas al marxismo y socialistas del siglo XIX. La acumulación de la producción llevó a la quiebra de las empresas, despidos masivos de trabajadores y la situación se agrava aún más. En Alemania la situación es más acuciante aún, ya que a los devastadores efectos económicos se sumaba la obligación de pagar el tributo de la derrota en la Primera Guerra Mundial, y el descontento popular ante la injusta situación que hacía que las calles se llenaran de manifestaciones extremistas de toda índole, tanto de izquierda como de derecha.


Los nacionalsocialistas creen principalmente en la determinación biológica como factor decisivo en la definición de las labores que ha de ejecutar un individuo. Identifican al hombre ario con el concepto de hombre creador, viril y guerrero. A partir de allí, le reconocen todos los triunfos de la especie humana. Sin embargo, también creen en la ciclidad de la historia, como Spengler, y sostienen que las civilizaciones creadas por los arios decaían y morían una vez sus elementos representativos se mezclaban racialmente con miembros de otras razas.

El nacionalsocialismo identifica en la comunidad judía la antítesis del hombre ario, siempre en lucha con él. De allí deriva teorías acerca de la existencia de una conspiración judía para hacerse con el control mundial. Advierten que muchos de los principales líderes comunistas son también judíos y asimilan ambos conceptos, bolchevismo y judaísmo, en una misma cosa. Los nacionalsocialistas o nazis encontrarán en este colectivo el blanco perfecto de su ira para que el pueblo alemán descargue toda la frustración ante la pésima marcha de la economía.

Los veinticinco puntos del NSDAP no varían desde su creación como Partido Obrero Alemán: expulsar a los judíos, establecimiento y defensa de un cristianismo positivo, gobierno en beneficio del interés general sobre el particular, imponer el orden y acabar con el tratado de Versalles. No obstante lo anterior, existen documentos que soportan diferentes teorías de gobierno planteadas para establecerse al final de la guerra e imponer en Europa un sistema de castas basado en la función de la población (campesino/obrero-sacerdote-guerrero) bajo la dirección de las Schutzstaffeln, o SS.

Una fe ciega en un líder, Hitler, y un enemigo mortal al que echar todas las culpas, los judíos. Creyentes con una fe inquebrantable en Hitler que, curiosamente, harán notar sus animadversiones hacia sus compañeros de partido compitiendo unos con otros por obtener los favores del führer cuando éste ostente el poder.

El grupo ya hacía tiempo que llevaba forjando todo un mito en torno a la raza aria. Un mito sobre sus orígenes, sobre su fuerza y su vigor y, ante todo, sobre su superioridad respecto a las demás razas. El nacionalsocialismo resulta una ideología fascista en la medida en que se caracteriza por dar gran importancia al estado, a partir del cual se debe organizar toda actividad nacional razón por la cual se creó el Frente Nacional del Trabajo, una especie de sindicato de todos los trabajadores alemanes y cuyo director era el mismo Führer. Tratándose de un gobierno totalitario, otras características típicas son las de presentar un fuerte liderazgo de un caudillo supremo, en este caso Hitler, y por defender un imperialismo visceral que debe llevar a conquistar los pueblos que se consideren inferiores. A la pregunta de qué es el nazismo, muchos alemanes en aquella época respondían: la voluntad del Führer.

Muy poco tiempo antes de los comicios, el Reichstag fue incendiado. Entonces Hitler culpó a los comunistas, sugiriendo que el incendio era el comienzo de una revolución y sembró el pánico con el objetivo de un mayor caudal electoral.

Finalmente, las elecciones le otorgaron el control del Parlamento, que poco después aprobaba una ley que establecía una dictadura a través de medios democráticos. La Ley Habilitante, aprobada con el apoyo de la derecha católica de Von Papen y Ludwig Kaas, era en realidad una serie de herramientas jurídicas que le permitía al Canciller ejecutar todo tipo de actos sin miramiento a los límites legales y constitucionales vigentes cuando fuera necesario para mantener el orden en la república. Comenzaba así el Tercer Reich, que la propaganda afirmaba duraría mil años.

Hitler, tras la muerte del Presidente Hindenburg, reunió en su mano todo el poder e impuso desde entonces un gobierno centrado exclusivamente alrededor de su figura, basado en el principio del caudillo o Führerprinzip. Según este principio político, el Führer (Caudillo) quedaba identificado con el pueblo ("Era" el pueblo), y sólo él conocía y representaba el interés nacional.

Esta representación del pueblo por el líder era esencial: no suponía ningún procedimiento de consulta y delegación del poder. El Führerprinzip, sostenían sus ideólogos, reemplazaba a un gobierno irresponsable e impotente (el parlamentario), por otro poderoso y en el que la responsabilidad recaía en una sola figura. Así, la voluntad del Führer se transformaba en la ley. La aplicación de este principio resultó en formas totalitarias de control y represión, ya que cualquier oposición a los designios del Führer era, por definición, antinacional.

El régimen que se implantó ejerció un fuerte control sobre cada aspecto de la sociedad, mostrando especial interés en la educación de la juventud alemana. Desde la infancia, se enseña a los niños a ser duros y a sufrir la lucha por ser el más fuerte, seleccionando poco a poco a unos escogidos que irán conformando una nueva élite de guerreros sagrados (la SS) a modo de una nueva Esparta naciente y victoriosa. La ciencia tampoco escapa a la influencia de partido que la utiliza para justificar sus ideas o para buscar nuevas armas para la guerra que se venía preparando.

El poder de Hitler se consolida la noche de los cuchillos largos cuando ordena el asesinato de los principales líderes de las SA, fuerzas de asalto que habían apoyado a los nacionalsocialistas en su ascenso al poder, y el asesinato de su Jefe, Ernst Röhm en 1934.

Seguimiento y represion

Hitler aplicó de inmediato la represión contra un amplio espectro de ciudadanos: judíos (definidos como enemigos de la nación), comunistas, testigos de Jehová, homosexuales y todo aquello que se opusiera a la estrecha definición nazi de la "nación".

La represión la llevaron adelante prioritariamente la SS, fuerzas paramilitares creadas en 1925 y fortalecidas por el régimen, y la Gestapo, policía secreta nazi que respondía a las SS, y que contaba con una densa red de espías y delatores.

El terror se ejercía de forma directa: por medio de la censura, las agresiones físicas, los arrestos y las detenciones en campos de trabajo.

Antisemitismo

Para Hitler, los comunistas eran enemigos de la nación alemana. Pero había un enemigo mayor aún que se fusionaba con ese y con los otros posibles: los judíos. Partiendo de una concepción racista, desde principios de los años veinte Hitler fue reconstruyendo un estereotipo racial del judío, a partir de las teorías de Walter Darré, Alfred Rosenberg, Spengler (Siglo XX), Houston Stewart Chamberlain y el condé de Gobineau (Siglo XIX).

Los judíos encarnaban, para Hitler, todos los males que aquejaban a la nación alemana (no judía): eran los proletariados agitadores, los financistas avaros y los grandes industriales que exprimían al pueblo alemán; eran la prensa que difamaba a la nación, y también los débiles y corruptos parlamentarios cómplices de los humillantes tratados de paz y de la debilidad de la nación. Eran, en síntesis, el enemigo racial, que desde el interior corrompía y contaminaba a la nación, debilitándola.

El judío era el enemigo absoluto que tanto necesitaba el sistema totalitario para la movilización política y social, así como para distraer la opinión pública de los propios problemas.

En 1935, las leyes de Núremberg privaron a los judíos de la ciudadanía alemana y de todo derecho. Se les prohibió el contacto con los arios y se les obligó a portar una identificación. Las leyes afectaban a todos aquellos a quienes el Estado definía racialmente como judíos. Continuaron la violencia y el acoso de las SS y de la policía a los judíos, produciéndose masivas emigraciones.

Luego siguió una segunda fase de expropiación, caracterizada por la "arianización" de bienes, los despidos y los impuestos especiales.

En 1938 se les prohibió a los abogados y médicos judíos el libre ejercicio de sus profesiones y se obligó a que los que tenían nombres de pila no judíos que antepusieran los de "Sara" o "Israel" a los propios, para la identificación en los campos de trabajo y en los mismos ghettos). El resultado, distinguirlos.

En noviembre, esgrimiendo como excusa el asesinato de un diplomático alemán en París a manos de un joven judío, fueron atacados por miembros de las SS, en lo que se llamó la "noche de los cristales rotos". El resultado fue de tal magnitud que el mismo Estado hubo de restaurar el orden que el mismo había perturbado.

Los judíos fueron considerados globalmente responsables del ataque y obligados a reparar los daños, a indemnizar al Estado alemán por los destrozos y a entregar el dinero recibido a compañías de seguros. Se los excluyó de la vida económica, se les prohibió el acceso a las universidades, el uso de transportes públicos y el frecuentar lugares públicos como teatros o jardines.

Finalmente, los judíos fueron concentrados en ghettos (barrios especiales donde vivían hacinados) o en campos. A esto seguiría la esclavización y el exterminio durante la guerra. Los campos de concentración, inicialmente destinados a la prisión preventiva de "enemigos del estado" (comunistas, por ejemplo), se convirtieron en lugares de trabajo forzoso, para experimentos médicos y para la eliminación física de judíos, gitanos, homosexuales y discapacitados.

Sobre este último punto, hay quienes sostienen la inexistencia del holocausto judío en las proporciones que son comúnmente aceptadas. Los principales expositores del caso son Robert Faurisson, Paul Rassinier y David Irving. El caso más conocido fue el del Commonwealth de Canadá contra Ernst Zundel, ciudadano alemán quien negó el holocausto en su página de internet. Al viajar a Canadá, fue detenido y procesado por difamación contra el pueblo judío. En dicho proceso, Alfred Leuchter, constructor de cámaras de gas para las prisiones de los Estados Unidos realizó un informe en el que concluyó que en la gran mayoría de las cámaras de gas de los campos de concentración de la segunda guerra mundial habría sido imposible gasear masivamente una población, sin embargo, vale la pena aclarar que el informe no niega la existencia del holocausto sino los métodos utilizados para el exterminio del pueblo judío.

Holocausto

El uso de la palabra holocausto para referirse al genocidio de aproximadamente seis millones de judíos europeos durante la Segunda Guerra Mundial, se justifica a través de su referencia etimológica a algo quemado, pues tras el uso de la herramienta genocida más característica de la solución final, las cámaras de gas, los cuerpos de los asesinados eran incinerados en hornos crematorios.

La persecución y el asesinato de los judíos no se desarrolló sólo ni en Alemania, ni en los distintos campos de concentración creados a tal fin, sino que se extendió a Rusia, Europa Oriental y los Balcanes, donde los alemanes y sus colaboradores (austriacos, lituanos, letones, ucranianos, húngaros, rumanos, croatas y otros) llevaron a cabo múltiples matanzas de judíos en fosas, bosques, barrancos y trincheras.

Junto con los judíos, otros grupos humanos como gitanos, soviéticos (especialmente, los prisioneros de guerra), comunistas, polacos étnicos, otros pueblos eslavos, los discapacitados, los hombres homosexuales y disidentes políticos y religiosos, fueron también objeto de persecución y asesinato durante el nazismo.

Esa solución territorial dependía, por un lado, de una victoria rápida de Alemania sobre la Unión Soviética y, por otro, de un cambio en los planes de Hitler, que todavía tenía en mente usar a los judíos alemanes como rehenes y que no quería que fuesen deportados al Este. Sin embargo, en septiembre las ideas empezaron a cambiar, cuando, probablemente, Rosemberg convenció a Hitler de utilizar la deportación de judíos como forma de represalia por las deportaciones de alemanes del Volga a Siberia por parte de los soviéticos

Caracteristicas:

Se calcula que murieron víctimas de este exterminio algo más de 6 millones de judíos, aparte de unos 800.000 gitanos, 4 millones de prisioneros de guerra soviéticos o víctimas de la ocupación (fueron también objeto de exterminio sistemático), polacos e individuos calificados de asociales de varias nacionalidades (presos políticos, homosexuales, discapacitados físicos o psíquicos, delincuentes comunes, etc.). Las aproximaciones oficiales son las siguientes:

-polacos judíos (15,56 %) y no judíos (13,78 %)
-alemanes judíos (13,33 %)
-eslavos ( 26,66 %)
-prisioneros de guerra soviéticos (17,78 %)
-gitanos ( 3,56 %) y alemanes «arios» opositores políticos (generalmente personas con ideas de izquierda  y  librepensadores) (6,67 %)
-discapacitados (1,34 %)
-homosexuales (1,12 %)

La eliminación física de los judíos se realizó de forma sistemática, meticulosa y efectiva conforme a una estrategia bien elaborada que a veces se califica de "industrial". Ello no quiere decir necesariamente que el Holocausto tuviera un plan definido desde el principio: precisamente este es uno de los puntos que divide a los estudiosos, entre intencionalistas y funcionalistas:

Los intencionalistas consideran que existió un plan calculado minuciosamente de antemano, destinado desde el principio a dar muerte a todos los judíos que estuviesen en la órbita del Tercer Reich. El plan habría sido esbozado por Hitler desde muchos años antes, y ejecutado en sus diferentes etapas por funcionarios y soldados sumisos al líder una vez obtenido el poder. Algunos historiadores hacen mención a comentarios en privado que hizo Hitler antes incluso de publicar Mein Kampf, que podrían sugerir la matanza masiva de judíos. Públicamente, la única declaración al respecto del partido nazi se encuentra en el programa del partido, adoptado en febrero de 1920: allí se reclamaban leyes antijudías, que les anulara la ciudadanía y les impidiera votar o inmigrar, y expulsara a los judíos llegados con posterioridad a 1914 y se comprometía a castigar con pena de muerte a "usureros y especuladores" y los que cometan "delitos fundamentales contra el Pueblo".

Los funcionalistas sostienen, por el contrario, que cuando el partido nazi llegó al poder ninguno de los dirigentes del Tercer Reich tenían una idea clara de cómo actuar con respecto a los judíos. En su opinión, la idea de la liquidación en masa se fue desarrollando sobre la marcha. Los historiadores que defienden esta postura suelen presentar el asesinato en masa como un proceso de "radicalización acumulativa", a partir de iniciativas individuales de funcionarios del partido, del gobierno y del ejército y en las que Hitler tuvo poca intervención directa, limitándose a trazar las líneas generales sobre el "peligro" que representaban los judíos, pero sin decirles qué hacer para afrontarlo. Eso habría dado lugar a distintas estrategias, a veces incoherentes entre sí, antes de que desembocaran en el exterminio.

En términos generales, la estructura del Holocausto fue la siguiente:

Primero, se creó el concepto de judío de acuerdo a unos criterios muy distintos de los utilizados hasta entonces. Una parte de la población europea quedó así marcada como enemiga según el ideario nazi.

Segundo, se procedió a desposeer a los ciudadanos marcados de sus derechos de ciudadanía y sus bienes, separándolos así virtualmente del resto de la sociedad.

Tercero, se emprendió la separación física de los judíos, con su concentración en guetos o su deportación a otros territorios.

El cuarto paso era solucionar definitivamente el problema judío: se pensó inicialmente en deportarlos fuera de Europa y después se optó por su asesinato masivo, fundamentalmente por dos medios: ejecución por unidades militares creadas a tal efecto (en la Unión Soviética ocupada, sobre todo) o ejecución en campos de exterminio también creados al efecto (en el caso de los restantes judíos europeos).

Genocidio

El primer elemento es la ideología nazi, la cual es fervientemente nacionalista, aunque de corte político centralizado con un componente mítico añadido, que divide al mundo en cuatro categorías:

-la raza aria, superior al resto de las razas y destinada a dominar el mundo (y los arios que no estuvieran de acuerdo deberían ser eliminados);

-el resto de las razas, consideradas inferiores y destinadas a ser dominadas (y aquellos de esas razas que se resistieran deberían ser eliminados);

-los «impuros» (gitanos, homosexuales, enfermos, discapacitados, dementes, etc.), que estaban destinados a ser exterminados;

-los judíos, considerados la antítesis de la raza aria y encarnación del mal, destinados a la exterminación masiva y sistemática.

El discurso y la estructura ideológica nazi están cargados de significación religiosa y mitológica.

El segundo elemento es la sistematización de los procesos de asesinatos masivos, los cuales comenzaron con la concentración de la población judía en guetos y posteriormente en campos de concentración y culminó con la implantación de la llamada «solución final al problema judío», que consistió en el asesinato masivo y sistemático de la población judía.

El principal elemento de dicha «solución» fueron los campos de exterminio, los cuales funcionaban como auténticas fábricas de muerte, cuya materia prima era la población a ser exterminada.